Hebemus papam. Estas dos
palabras en latín han revolucionado el mundo católico. La
nacionalidad del nuevo papa también suscitó felicidad y orgullo
para todos los latinoamericanos, y sobre todo argentinos.
Pero a mi no me impresionó
nada de esto, lo verdaderamente impresionante es como la iglesia con
cada elección papal acaba dando el “poder divino” a individuos
con un pasado bastante oscuro. Como ya se pudo observar con Benedicto
XVI y su vinculación con ideologías nazis. Que yo me pregunto ¿cómo
un ser que predica la paz en el mundo y el amor puede tener relación
alguna con un movimiento de exterminio?
Así es la iglesia,
predicando pero nunca cumpliendo.
Céntrate Marién, que te
lías, estaréis diciendo vosotros.
Días después de la
elección del nuevo “representante en la tierra de Dios”, iba yo
tan alegre en el urbano y escucho a dos señoras mayores hablando.
Una le decía a la otra que no le gustaba mucho el nuevo Papa y que
entendía que se hubiese cambiado el nombre a Francisco porque el que
tenía era impronunciable. La señora que la acompañaba le daba la
razón y añadía “Todos los papas que eligen son unos sin
vergüenzas, este nuevo estuvo metido en muertes de la dictadura
Argentina” y yo que ya me olía algo googleé “PASADO DE
BERGOGLIO” y encontré una mina de información en la que el nuevo
representante divino no salia muy bien parado.
Buscando me encuentro que
este hombre que se dedica a predicar el amor y la honestidad estuvo,
SUPUESTAMENTE, involucrado en muertes, secuestros y torturas a
compañeros de oficio. Entre muchos crímenes de la dictadura.
Y yo me vuelvo a preguntar
¿cualquier ser vinculado a muertes y torturas puede pertenecer a
esta gran empresa que es la iglesia que predica la paz? Pues la
respuesta es SÍ. Se puede y se hace, porque se supone que Dios
perdona cuando hay arrepentimiento, que suponeeeeemos, que lo hay.
Me indigno. Ya que van
poner a otro hombre que se hace llamar a si mismo “divinidad”,
que se ocupen de limpiar su pasado. Vamos, digo yo.
Esto es todo por hoy, nos
volvemos a ver por aquí la semana que viene, si Dios quiere.
Saludos pequeños
monstruitos adorables.
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