Son las cuatro de la
mañana, los vómitos volvieron a despertarme.
Hace dos semanas que
vomito sangre, siento que la vida se me escapa y no puedo sujetarla.
Me estoy muriendo y no creo que me queden más de dos meses de vida.
La doctora Palma se empeñó
en que siguiera el tratamiento de quimioterapia, supongo que mi fama
la empujó a mantenerme con vida unos pocos meses más.
Observo como arde en la
chimenea mi bloc. La mejor historia que escribí se quema mientras yo
la contemplo, una historia que sorprendería y cautivaría al mundo,
y me haría rica. Bueno, a mi no, a él... Ese maldito bastardo.
Nunca valoró mi don,
nunca. No se digno a leer un solo relato o un poema. No apreció mi
arte. Odiaba verme escribir, odiaba ver como disfrutaba escribiendo.
Nunca leyó mi columna en el periódico. No soportaba mis reuniones
del club del libro; “Son una pérdida de tiempo, son una mierda, no
entiendo su utilidad” me decía constantemente.
Hice de mi hobbie algo con
lo que poder vivir, supongo que él envidiaba eso.
Nació en una familia
conservadora y controladora. Desde que su madre lo llevaba en sus
entrañas ya sabían cual sería su vocación y su empleo.
Nunca defraudó a sus
padres, en cambio a mí... A mi me hizo odiarlo.
Ya me lo decía mi madre
“Cariño, es muy poca cosa para ti, tú necesitas un alma creativa.
Necesitas a alguien como tú”
Era sensato, eso me
enamoró de él, su templanza y su control. Pero pecaba de codicioso.
10 años después observo
como arde una historia que podría haberle hecho rico. Pero no pienso
dejar que ese cabrón beneficie de algo que repudió durante años,
no dejaré que se aproveche de mi don. Ese don que tanto odiaba. En
lo único que pienso es en venganza, he perdido tanto tiempo con él.
Una vez leí que la
venganza ciega a las personas y que las hace odiar sin
contemplación...
He perdido tanto tiempo a
su lado. Me muero sola. Mi madre me invitó a pasar un tiempo en su
casa, hasta que todo acabará, rechacé la oferta porque no creo que
ninguna madre merezca ver a su hija morir día tras día, sufriendo
cada vez más.
Mi casa es cómoda y él
siempre fue buen cocinero, sabe como cuidarme, sabe cuidar
moribundas. Además, prefiero que él me vea morir, después de todo
su desprecio empezó a matarme antes que el cáncer.
Nunca me sentí tan débil,
llevo días viviendo en una nube. Mi cuerpo quiere dormirse para
siempre pero mi mente se resiste y él no para de llorar. ¿Por qué
llora? Supongo que se dio cuenta de que me quedaba poco. Me sigue
repugnando, no me da pena, me gusta escucharlo llorar.
Me desperté y sentí como
poco a poco mi respiración de hacía más débil. Me iba, estaba
apunto de marcharme para siempre pero antes de hacerlo tenía que
vengar mi agonía.
Escribí algo grande
hace un año, -dije con un hilo de voz.
Has escrito muchas
historia... Una más para la colección – me contesto con ese todo
petulante.
No. Esta será
diferente, cautivará al mundo y lo dejará perplejo, esta en el
bloc azul. Te hará rico. - le dije mientras observaba como su
expresión cambiaba.
Cerré los ojos y deje que
mi cuerpo flotará mientras escuchaba su pregunta una y otra vez:
¿Donde esta el bloc? ¿DONDE ESTA EL BLOC? La felicidad inundó mi
cuerpo al saber que su codicia lo volvería loco y deje mi alma
flotar hasta que su voz desapareció y ya solo había paz y calma.