martes, 15 de enero de 2013

Mi última voluntad


Son las cuatro de la mañana, los vómitos volvieron a despertarme.
Hace dos semanas que vomito sangre, siento que la vida se me escapa y no puedo sujetarla. Me estoy muriendo y no creo que me queden más de dos meses de vida.
La doctora Palma se empeñó en que siguiera el tratamiento de quimioterapia, supongo que mi fama la empujó a mantenerme con vida unos pocos meses más.

Observo como arde en la chimenea mi bloc. La mejor historia que escribí se quema mientras yo la contemplo, una historia que sorprendería y cautivaría al mundo, y me haría rica. Bueno, a mi no, a él... Ese maldito bastardo.
Nunca valoró mi don, nunca. No se digno a leer un solo relato o un poema. No apreció mi arte. Odiaba verme escribir, odiaba ver como disfrutaba escribiendo. Nunca leyó mi columna en el periódico. No soportaba mis reuniones del club del libro; “Son una pérdida de tiempo, son una mierda, no entiendo su utilidad” me decía constantemente.
Hice de mi hobbie algo con lo que poder vivir, supongo que él envidiaba eso.

Nació en una familia conservadora y controladora. Desde que su madre lo llevaba en sus entrañas ya sabían cual sería su vocación y su empleo.
Nunca defraudó a sus padres, en cambio a mí... A mi me hizo odiarlo.

Ya me lo decía mi madre “Cariño, es muy poca cosa para ti, tú necesitas un alma creativa. Necesitas a alguien como tú”
Era sensato, eso me enamoró de él, su templanza y su control. Pero pecaba de codicioso.

10 años después observo como arde una historia que podría haberle hecho rico. Pero no pienso dejar que ese cabrón beneficie de algo que repudió durante años, no dejaré que se aproveche de mi don. Ese don que tanto odiaba. En lo único que pienso es en venganza, he perdido tanto tiempo con él.
Una vez leí que la venganza ciega a las personas y que las hace odiar sin contemplación...
He perdido tanto tiempo a su lado. Me muero sola. Mi madre me invitó a pasar un tiempo en su casa, hasta que todo acabará, rechacé la oferta porque no creo que ninguna madre merezca ver a su hija morir día tras día, sufriendo cada vez más.
Mi casa es cómoda y él siempre fue buen cocinero, sabe como cuidarme, sabe cuidar moribundas. Además, prefiero que él me vea morir, después de todo su desprecio empezó a matarme antes que el cáncer.

Nunca me sentí tan débil, llevo días viviendo en una nube. Mi cuerpo quiere dormirse para siempre pero mi mente se resiste y él no para de llorar. ¿Por qué llora? Supongo que se dio cuenta de que me quedaba poco. Me sigue repugnando, no me da pena, me gusta escucharlo llorar.

Me desperté y sentí como poco a poco mi respiración de hacía más débil. Me iba, estaba apunto de marcharme para siempre pero antes de hacerlo tenía que vengar mi agonía.
  • Escribí algo grande hace un año, -dije con un hilo de voz.
  • Has escrito muchas historia... Una más para la colección – me contesto con ese todo petulante.
  • No. Esta será diferente, cautivará al mundo y lo dejará perplejo, esta en el bloc azul. Te hará rico. - le dije mientras observaba como su expresión cambiaba.
Cerré los ojos y deje que mi cuerpo flotará mientras escuchaba su pregunta una y otra vez: ¿Donde esta el bloc? ¿DONDE ESTA EL BLOC? La felicidad inundó mi cuerpo al saber que su codicia lo volvería loco y deje mi alma flotar hasta que su voz desapareció y ya solo había paz y calma.

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